Muy Sr. Mio: Hace ya días llegó a mis manos el recorte de un número del periódico de su digna dirección en el que aparece en la Sección “Medio siglo atrás”
Unas apreciaciones sobre la rendición de Manila según las cuales el General Augustin quiso acceder a la intimación de capitulación que le hizo el Comodoro Dewey pero como se opusieron a ello los Generales de Artillería e Ingenieros aquel resignó el mando en el General Jaudenes y se ausentó de la Plaza a bordo de un buque Alemán.
Debo decirle Sr. Director que todo esto que acaba de copiarse y que tan mal parado deja el nombre del General Augustin no es más que una historia inventada que resulta sorprendente pueda perdurar al cabo de 50 años.
La verdadera historia tomada de los documentos oficiales es bien otra y dice:
El General Augústin se encontró bloqueado por mar y tierra durante tres meses rechazando las tres intimaciones de rendición del Comodoro Dewey. El 4 de Agosto y por ironía del destino cuando se encontraba incomunicado en absoluto con el exterior, rompieron el bloque únicamente dos cables del Gobierno por conducto del Consul de Hong-Kong de fechas 21 y 24 de Julio.
En el primero expresaba el Gobierno:
“ No tiene precio el servicio que está prestando V.E. a la patria con su heroica resistencia en momentos tan solemnes”
Y en el segundo se le ordenaba hiciera inmediata entrega del Gobierno al General Jáudenes 2º Cabo
La entrega se verificó el día 5 de Agosto quedando el General Augustin como un soldado más en ayuda de la defensa de Manila.
El Genearl Jaudenes tomó posesión del mando el día 5 como queda dicho y el día 13 rindió Manila. En este día el General Augustin conversó con el General americano Merrit quien le autorizó de acuerdo con el Comodoro Dewey para salir de Manila una vez ya rendida, en compañía únicamente de su familia, un Ayudante de Campo y el ayuda de cámara. El Almirante de la Escuadra alemana que tanto ayudó a España, puso el buque insignia a su disposición y en él se trasladó a Hong-Kong en donde dio cuenta al Gobierno de la rendición y remitiéndole al propio tiempo un cheque de dos millones de pesos que pudo evitar cayesen en poder de los americanos. Con esta cantidad y por la que le dieron las más expresivas gracias se efectuó la repatriación
Al General Augustin a su llegada a España, le ofreció el Gobierno la Cruz de María Cristina y la Capitanía de Burgos que rechazó por lo muy dolorido que durante toda su vida quedó por la actuación de aquel.
En R.O: de 28 de Noviembre de 1898 trasladada el 2 de Diciembre siguiente se hace saber al General Augustin:
1º Que su relevo no se insertó en la Gaceta de Madrid para que no ejerciera influencia desfavorable en la Campaña
2º Que es la voluntad de S.M. se haga saber al referido General Augustin que si bien el Consejo Supremo de Guerra y Marina no encontró materia penable en los despachos de que se trata, el solo hecho de haber surgido dudas sobre si existía o no debe demostrarle suficientemente que cuando menos no estaban redactados con la corrección y mesura en que debe inspirarse quien se dirige al Gobierno de S.M. por elevada que sea la posición que ocupe, siendo de esperar que para lo sucesivo use en casos análogos de lenguaje más moderado, y
3º Que en cuanto a sus servicios en el Ejercito de Filipinas, los diferentes telegramas que se le dirigieron y especialmente el de 21 de Julio que cita en su instancia son prueba evidente de que S. M. y el Gobierno estaban satisfechos de ellos.
El general Blanco entregó Cuba obedeciendo órdenes terminantes del Gobierno
El General Augustin NO entregó Manila y fue destituido
Estos son los hechos justificados que someto a su consideración por si tiene a bien rectificar. Se trata del nombre de mi padre que estoy en el deber de mantener en la verdad como lo hago con documentos oficiales a la vista.
En otro número del mismo periódico se decía tomandolo de uno Inglés que el General Augustin había huido a iLo-iLo (que nunca conoció) pero por tratarse de una burda referencia extranjera se dejó pasar sin comentario, más como quiera que ahora la noticia es de Redacción resultaría imperdonable mi silencio y éste es el motivo de que le moleste con las presentes líneas que desearía le repito se hicieran públicas o cuando menos se rectificase la información que han motivado estas.
Aprovecha esta ocasión para ofrecerme a V. atto. s. s. que estrecha su mano M. Augustin
(carta editada en el Diario de Navarra el 12 de septiembre de 1948)
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